miércoles, 5 de octubre de 2011

Sueño de una lima amarilla

Perdí al tiempo en uno de mis bolsillos,
introduje la mano y aun asi halle la nada.
Sonreí al hallar tan solo la batalla perdida;
pues el augurio del cronos se rindió
ante mi sonrisa de arena y miel.

Ella dijo:
Sos tan dulce que temo hacerme daño.
Volví a sonreir torpemente e hicimos el odio
(por decir mortalmente el amor)
Y valla que ninguna luna
atravezó mi pequeña ventana como hasta ahora.

Luego tan solo el sol se rindió a Morfeo.

Inestable fui tuyo y cada paloma comió de la mano de Dios.
La ropa se doblo asi misma, por no ser cortez con la piel.
Cada prosa amanecida, amarilla de otoño sin sal.
Me perdí en las calles, ¡va! odas porteñas.

Escribiré entonces, que no necesito de alagueñas caricias para pronunciar oraciones y pedir por vida, que en el lugar ingrato de los saludos y los queridos lejanos; esta la gesta del lapiz que con trazos dice: ¡No necesitas!. Y me lo creo (con dolor, enchido de tristeza, pero parado ante la vida y la mirada defrente. Como el bando que se sabe perdedor, mas no deja el gesto desafiente.. diciendo - blandiendo el verso al enemigo: ¡Vení!)

Todo hera un sueño. ..

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