miércoles, 5 de octubre de 2011

Esta mujer (del Hombre que perdió la capacidad de ver el color azul)

Las hay hermosas.
dañan los ojos de mirarlas,
incendian los bosques del alma,
muy por dentro,
con la lujuria de una burbuja ondulada en vino.

Otras sencillas;
como corre el agua por silencios,
con la gacelidad de un huerfano rayo de luz
husmeando en mi ventana,
devorando sombras...

asfaltos/
marionetas/
frágiles sonrisas/
sencillas, he de decirlo de nuevo.

Están también, las que están !tan bien!

Y las tristez,
que encierran frío de invierno entre la lengua y la vagina;
en su lado mas humano se hallan inperfectas: solo lluvia.
Lloran sin saber por que lloran por ellas mismas...

Pañuelo/
Gris/
Carne cruda/
Vidrio, morrones... ¡ títeres de miel!

Pero ella, no encaja en la descriptible metafísica de lo meramente estético, menos en la absoluta sinfonía de las emociones en ebullición. Es mas bien una teoría (utópica si no existiera) tópica, calculada ecuación, la concreción de sus parpados siempre inchados y aun asi bellos, casi sin senos, con los dedos tan largos que podría alcanzar la luna desde su cama. De su sonrisa, es como esos insatantes cuando suenan campanas de catedral a lontananza, te desubica, te trasporta en y a otro tiempo, sin prisa, sin presa, sin prosa, sin nada.. solo viento.. Y me dije a mi mismo, con la voz huracanada en bemoles cotidianos: ¡No!

He perdido la capacidad de ver el color azul y se me ha helado el corazón.

Además.

(12 mai 2010)

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