miércoles, 5 de octubre de 2011

Pedacito de acera

Me he santado a sonreir por un rato tratando de disfrutar del cielo inmedianto, tan azul como los dibujos de un niño y su crayol. Cierro - estos mis dos ojos - que ya, tan poco ven, en la ¨rostroteca¨ de la ciudad dinamizada por el verde de sus cientos de semaforos. Algo muy dentro me dice que cante...

de la prestada sonrisa sacada del cine,
de las palabras inmaculadas de cualquier virgen de esquina;
de los lentos pasos de ahora, que antaño se movian agiles al son de Piazolla.

Todas mis sangres fluyen, sin desdén, movilizadas por el daño de no encerrar al tiempo en un reloj. El sol acuicioso destaja (como me gusta esta palabra) a los edificios. Usa sus sombras para convertirlos en titeres y dialogar con nosotros...

de la cienaga, del limbo, de la destructura mental bonairence
del abrazo bajo custodia encerrado en la milonga del olvidado amor
de este padacito de acera desde donde examino mi corazón.

mardi 27 octobre 2009

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