miércoles, 5 de octubre de 2011

Amén/eciendo

Quería amanecer en su espalda,
los dos extremos de la eternidad;
nunca visibles...
siempre sentibles...

Recordé de a pocos,
el sabor de su sexo breve;
de sus dedos escribiendo en mi cabello
lo que nadie aún se atrevió a escribir

¡Seguía amén/eciendo!

De pronto llegué
a la conclusión inconclusa del frenesí sin cálculos,
girando en el abdomen maduro de sus edades hechas caricias;
del susurro impensado que degolla el raciocinio.

Me entregué sin tregüa a la palabra,
al sustantivo ingrávido del rodar de la tierra
(y también de sus caderas)
¡No me enamorare nunca mas!

Pero,
tan solo por esa noche..
rompí la cadena de la promesa decidida;
del ¨davídico¨ salmo hecho reclamo.

Miraba mis ojos,
con la experiencia de una gaviota besandose las alas.
Siguió amén/eciendo;
y Dios, mi Dios...

Sin mas remedio que llenarme las pupilas de luz..
nos regaló el adolorido epílogo de la despedida mortesina del eucalipto abrazo,
de la frase puntual diciendo:
Adios...

(mardi 23 mars 2010)

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