miércoles, 5 de octubre de 2011

Mi ventana no da a la ciudad...

Mi ventana no da a la ciudad, lamentáblemente no tiene una vista panorámica de Buenos Aires ardiendo en llamas.

En vez, da casi siempre a un cielo azul - unas tantas veces opaco, tan claro - tantas otras. Nunca vi pasar un ave por si acaso. Es cierto la luz era tenue, casi tan leve. Suponíamos los límites breves de las sombras, quizá, de nuestras manos.

Los ángeles caídos a tropel amontonados en la puerta, ¡vaya! por poco y no la hechan abajo. Vi en tus ojos que no nos importaba nada, ni siquiera el hecho finito de estar vivos.

Sin morfemas.

Me has dejado solo con un raquítico lexema que no me alcaza ni para recordar lo mordaz de tu beso, la filia de tu peso, el minuto exacto donde me despediste con un abrazo; las palabras al oido que salvaron de la muerte al invierno y a su hermoso epicedio.

Ojalá estubieras esperándome
en una catedral con columnas jónicas;
me verías llegar con flores en las manos
/en las dos.

Desnudo de pies.
Recitarte con la voz entrecortada
mis isósceles poemas;
mas ahora soy tan solo: el fósil de un lápiz.

Y el asfalto tan lejos,
porque desde aquí/arriba
el aire invita a cerrar los ojos y a volar;
¨así me duele tener tan solo un ala¨.

Podrias estar leyendo una estúpida elegía misógena, pero no soy tan cobarde. Acepto irreprochablemente que te amo, ya sabes que me hubiera encantado ser yo, el que escribiera ese soneto de Neruda. El que tanto te gusta, el 17 para ser exacto..

Y gracias a tu amor
vive oscuro en mi cuerpo
el apretado aroma
que ascendió de la tierra...

mardi 9 juin 2009, 20:08

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