Ruta novena...

Salir de Chile. Subir por los andes, llegar al altiplano, beber del Titicaca...proseguir por el Chaco , avanicarme con tu recuerdo perdido, calmar mi hambre con dos naranjas...cerrar los ojos e imaginar tus besos sabor a terere, llegar al Brasil, quedarme dormido en Iguazu...

6 cuerdas..

Cada una de las seis cuerdas de ...

En el bar

El tran Santiago sigue puliendose, ahora en el circo parlementario, paso el dia mundial de la tierra, tambien el del no fumador, en esta aldea que cada vez se vuelve mas pequeña gracias a la glovalizacion, Pedro Aznar dara un concierto este fin de semana, no hire, pues me costaria siete lucas chilenas, y con eso tengo para once cafes express chicos ( y eso de chicos es totalmente literal, y por muy hiperbolico que suene las tazitas de sus hijas con las que juegan a la comidita son, creo yo, mas grandes); sera que no estoy acostumbrado a asistir a esa especie de bares universitarios a donde me llevo ella, confieso que fui con gran ilucion pues ya habian oido de la fama que tegia este local, donde en la barra encontraras toda especie de enciclopedias empiricas con jarras de cerveza en la mano o en su defecto comnotados analisticas politicos de un Chile post-pinochista titulados en la universidad de la calle fumando un Belmont, en fin entre tanto aspirante a iconoclasta antisistema me econtraba yo, sentado alfrente de ella y su anorexica belleza, el ambiente a media luz en la zona de fumadores amalgamado con un poster de la gerrilla mirandome fijamente como intruso me hacia sentir algo incomodo, empero lo suculento de la cita estaba en la aliñada conversacion que sosteniamos mirandonos directo a los ojos, platicamos de todo un poco, ella me hacia unos comentarios acerca de cuan paraiso le parecia Cuba, mas por su regimen Fidelista, que por sus playas, y lo tonta que habia sido al desperdiciar una beca para estudiar medicina en ese pais, hablavame con tanta pasion de su idiologia comunista que en ese presizo momento supe que ella creia en el Che a pesar que ya han pasdo cuarenta años de su muerte y que yo creia en mi Cristo, habiendo trasncurrido dos mil ocho años de su muerte, absurdo, pero ¿quien de los dos resucito?...

De cualquier forma yo no estana alli para conquistarla, ni ella estaba alli para desconquistarme, al puro estilo de una cancion de Carlos Varela me explicaba sin atisbos de piedad que ella esta comprometida, lo que no sabia era si aun lo seguia queriendo o era tan solo rutina convertidas en monotonas caricias, opino yo que su caso era el simil de la realidad limitrofe entre su pais y el mio, y aunque en asuntos emocionales la Corte del Haya no me sirve, me sentia con la responsabilidad de poner en claro los limites de esta voragine sentimental, vaya conflicto,