De pronto me vi.
Corría
Por un tupido
Bosque de aguacatales
Garuaba fino
Para mojarnos
Solo lo suficiente
Y así sonreír
Vos también corrías
Y en tu desnudez
Tus manos hacían
Un elegante gesto
A canela
Habíamos dejado
Todo atrás
Y en ese todo
Cabían
Las guerras del lobo
Las deudas del cuervo
Y la triste molienda
De una piedra gigante
No teníamos nombre
Por que al mirarnos
Comprendimos
La soledad
De las flores
La luz era cálida tenue
Caía sobre nosotros
Adornando nuestros cuerpos
Como en un cuadro
De Vermeer
En nuestras mejillas
La tarde pintaba
Un inocente sonrojo
Luego
Nos detuvimos
Y al mirar atrás
Entendimos que el amor
Es un camino solo de ida
Somos libres
Ya no prisioneros del aire
Escindidos del tiempo
Comenzó a llover
Otra vez
Pero esta vez llovía
Maíz
Hicimos pan
Para cubrir los abismos
Entre tu alma y la mía
Y al abrazarnos
Nos quedamos dormidos
No hay comentarios:
Publicar un comentario